Hulk Hogan no solo brilló en el cuadrilátero; su imagen se transformó en una franquicia internacional. En los años 80, su presencia impactante y carismática ayudó a que la WWF (actualmente WWE) pasará de ser una empresa regional a una potencia mundial.
Hogan fue un pionero en establecer el modelo de atleta como marca. Antes de que aparecieran figuras como Dwayne Johnson o Conor McGregor, él ya estaba generando ingresos multimillonarios a través de licencias, productos y apariciones en medios. Su rostro, el uso del rojo y amarillo, y su lema «Hulkamania» se convirtieron en símbolos instantáneamente reconocibles en camisetas, juguetes, cajas de cereales y mucho más.
Además, Hogan fue el primero en asegurar acuerdos comerciales que se asemejan a un negocio propio. En WCW, logró un contrato que incluía una participación del 50% en los ingresos de merchandising y licencias vinculados a su imagen. Luego, diversificar su imperio abriendo tiendas, incursionando en televisión (como en Hogan Knows Best) e incluso en el mundo de las bebidas, lanzando su propia cerveza.
Hulk Hogan no solo dejó una marca en la lucha libre; redefinió la forma en que los atletas pueden trascender su deporte y convertirse en marcas culturales. Su visión del marketing deportivo allana el camino para que las figuras contemporáneas generen ingresos más allá del ring. Su legado es prueba de que construir una marca personal sólida puede transformar tanto la carrera de un individuo como la industria de la que forma parte.