ChatGPT, la inteligencia artificial creada por OpenAI, ha alcanzado un hito impresionante de 700 millones de usuarios activos cada semana, consolidándose como la herramienta de IA generativa más popular del planeta.
Su crecimiento ha sido asombroso: a finales de marzo de 2025 tenía 500 millones de usuarios, y ahora esa cifra ha cuadruplicado la del año pasado. Además, la actividad en la plataforma ha superado las expectativas, con más de 3,000 millones de mensajes enviados al día, destacando su uso en lo personal, académico y empresarial.
Crecimiento acelerado y proyecciones ambiciosas
En cuestión de meses, la cantidad de usuarios creció de 400 a 500 millones, y poco después llegó a 700 millones semanales. Durante una charla TED, Sam Altman, el CEO de OpenAI, mencionó que su objetivo es alcanzar 1,000 millones de usuarios antes de que finalice 2025. Entre las novedades que podrían impulsar este objetivo están funciones como Deep Research, agentes autónomos, y mejoras en el modelo GPT-4.5.
Desafíos que acompañan al éxito
Sin embargo, el ascenso de ChatGPT no llega sin sus desafíos. OpenAI se enfrenta a una feroz competencia para atraer y retener talento en el ámbito de la inteligencia artificial, además de preocupaciones sobre la privacidad de los datos y el uso ético de esta herramienta.
La compañía ya ha comenzado a implementar medidas para cuidar a los usuarios, como alertas que sugieren descansos tras sesiones prolongadas y respuestas más cuidadosas en interacciones con contenido emocional sensible. Aun así, un estudio reciente ha encendido las alarmas al encontrar respuestas inapropiadas en conversaciones con menores, lo que resalta la necesidad de fortalecer los sistemas de seguridad.
El impacto de ChatGPT en la vida cotidiana de millones de personas es innegable. Pero esta relevancia también conlleva una gran responsabilidad. El verdadero reto no solo es mantener el crecimiento, sino también asegurar que la innovación tecnológica avance junto a sólidas salvaguardas que prioricen la privacidad, la ética y el bienestar del usuario. La inteligencia artificial tiene el potencial de ser transformadora, pero su verdadero valor dependerá de cómo se gestione para el beneficio de todos.